El hombre ha navegado durante siglos por mares y océanos sin necesidad de tener una desalinizadora a bordo. ¿Por qué en los últimos años se ha convertido en un elemento imprescindible para la gran mayoría de navegantes? El hecho de tener un suministro de agua fresca y potable en un barco no es simplemente una cuestión de comodidad o ahorro –que también–, sino sobre todo de salud.
Además, nos permite navegar sin limitaciones (más allá de las que tenga el barco o de nuestras capacidades), ya que podemos escoger la ruta sin que el suministro de agua nos condicione la distancia que podemos recorrer de forma autónoma. A veces es incluso la zona la que nos condiciona si no contamos con una desalinizadora: En determinadas rutas cercanas a zonas desérticas o donde no llueve demasiado nos veremos obligados a aprovisionarnos a menudo de agua fresca en puertos, que pueden resultar ser pequeños pueblos donde el agua no sea especialmente salubre.
Los beneficios de tener agua fresca a bordo están muy claros. Sin embargo, hay muchos motivos para obtener este suministro con una desalinizadora, en vez de optar por el almacenaje tradicional en tanques.
- Te proporciona autonomía. No dependes de la cantidad de agua que puedas almacenar, que por más grande que sea siempre es limitada, ni de los puertos cercanos para proveerte, que además pueden tener colas de espera o restricciones en el suministro. Así, puedes escoger la ruta con más libertad.
- Ahorras espacio y peso. Una desalinizadora ocupa menos espacio que los tanques y/o la cantidad de agua embotellada que necesitamos para determinados trayectos, y pesa menos que el conjunto de tanques más agua almacenada. Los botes de pequeña eslora suelen ser los que más se benefician de tener más sitio disponible.
- Es más rentable. Con sistemas de recuperación de energía como los de Eco-Sistems no necesitas invertir en un generador (en general, más caro). Además, dado que el mantenimiento que requieren es mínimo, amortizas en seguida la inversión y pasas a tener un suministro de agua fresca ilimitado y prácticamente gratuito.
- Ganas en comodidad. Cuando el suministro es por almacenaje se suele calcular la cantidad de agua para cubrir las necesidades vitales básicas. Sin embargo, con una desalinizadora a bordo ganas en comodidad, ya que no tienes que calcular el gasto de agua. No tendrás que renunciar a una larga ducha de agua dulce después de un baño en el mar…
- Navegación más segura y saludable. En general, el hecho de tener un suministro de agua fresca ilimitado hace que bebamos más, lo que es esencial en alta mar. Por otra parte, la desalinizadora te provee de agua potable y segura en zonas donde la calidad del agua es pobre, sin exponerte a enfermedades o indisposiciones.
En resumen, el hecho de disponer de una desalinizadora a bordo de un barco nos permite navegar con más autonomía, seguridad y comodidad. Y dado que actualmente hay una amplia gama de modelos de diferentes tamaños y precios, cualquier barco, desde pequeñas esloras hasta grandes navíos, puede tener una desalinizadora que se adapte a sus necesidades de suministro.