Aunque antiguamente se navegaba sin energía eléctrica, simplemente a vela y remo, hoy en día esta se ha convertido en imprescindible en cualquier travesía marítima, ya sea de corta o larga distancia.
No estamos hablando solo de comodidad, sino de seguridad en el mar. Por ejemplo, navegar durante una tormenta, con fuertes vientos o por la noche puede ser muy arriesgado si nos hemos quedado sin energía para los instrumentos de navegación, las luces de posición o incluso el sistema de comunicaciones.
1. Dimensionar adecuadamente la potencia
Lo primero que debemos hacer es dimensionar adecuadamente la potencia que necesitamos. Esta dependerá de diferentes factores, como el tamaño del barco, la cantidad de equipos básicos y de confort que consuman energía, y el tipo de navegación que vayamos a realizar, de corta o larga distancia, costera o en alta mar.
Por ejemplo, una embarcación de recreo de unos 14 m de eslora puede consumir unos 150 amperios hora al día. Pero, como hemos dicho, esta media variará en función del consumo de los diferentes equipos y la propia navegación —la navegación en alta mar requiere más fuentes de energía y una mayor autonomía eléctrica—.
Para calcular la potencia necesaria, tenemos que saber los amperios que consume cada aparato por hora, y multiplicarlos por el número de horas que los vamos a utilizar durante el día. Si tenemos la potencia en watios, los dividimos entre el voltaje para calcular los amperios. Si el panel de interruptores del barco ya dispone de un amperímetro, lo podemos utilizar para el cálculo conectando los diferentes aparatos uno por uno y anotando el resultado. Con la suma de los diferentes consumos obtendremos el consumo total diario.
Una forma rápida y eficiente de calcular este consumo diario es utilizar un medidor de consumo, que nos indicará los consumos de los diferentes aparatos y la energía almacenada que queda disponible a cada momento.
Con esta información podremos dimensionar adecuadamente la potencia necesaria a bordo. Esto es ideal para embarcaciones nuevas o en proceso de reforma. Pero, ¿qué hacemos si la instalación ya está hecha? En este caso, y si nos encontramos con que la potencia actual es insuficiente, lo más recomendable es revisar los consumos e intentar reducirlos y optimizarlos, antes que instalar baterías complementarias, lo que puede suponer un problema de espacio y peso.
2. Reducir y optimizar el consumo de energía
En los barcos de mayor eslora el consumo energético suele ser más elevado que en los pequeños, y no simplemente porque tengan más y más potentes equipos electrónicos —GPD, radio, elevador de ancla, ordenador, iluminación, comunicaciones, potabilizadora de agua de mar…—, sino porque los aparatos electrónicos y de confort son los que más consumen: nevera, cocina, microondas, secador de pelo… Si nuestras necesidades energéticas exceden o están al límite de nuestra capacidad, deberemos revisar qué aparatos son prescindibles o de los cuales podemos reducir su uso.
Además, recomendamos priorizar aparatos de consumo optimizado. El simple hecho de instalar LED en la iluminación interior y de navegación puede ahorrarnos hasta 10 amperios hora por día en una embarcación pequeña, y hasta el doble o el triple en embarcaciones de mayor tamaño.
Los aparatos que no funcionan correctamente o no están optimizados para el consumo reducido nos hacen utilizar energía extra. Por ejemplo, una nevera con un buen aislamiento utiliza menos de 24 amperios hora por día, pero la mayoría utilizan el doble por no contar con un buen aislamiento.
Una buena potabilizadora de agua, tanto para embarcaciones de pequeña eslora como de mayor tamaño, también optimiza el consumo. Por ejemplo, las potabilizadoras de Eco-Sistems cuentan con un sistema de recuperación de energía de hasta el 80%.
En resumen, revisando el estado de funcionamiento y la calidad de los diferentes dispositivos de a bordo podemos ahorrar una cantidad de energía significativa.
3. Utilizar fuentes de energía alternativas
Cada vez más embarcaciones instalan fuentes de energía alternativas, como complemento a las baterías de las que ya disponen. Estas fuentes de energía permiten una mayor autonomía en travesías de larga distancia, aunque también son muy útiles en navegación por costa y recorridos cortos. En función del clima y la zona geográfica por donde naveguemos con más frecuencia podemos optar por paneles solares, aerogeneradores o hidrogeneradores.
Por ejemplo, los paneles solares son una excelente opción si navegamos por el mediterráneo en verano, pero también en el norte, donde los días, aunque menos soleados, son más largos. En las zonas donde los días sean significativamente cortos podemos optar por energía eólica —por ejemplo en el Caribe, donde los vientos suelen ser intensos y constantes— o incluso hidráulica.
Fuentes: Eco-Sistems, Boats.com, Oceanica Nautical Learning, Sailing Magazine.