El pasado octubre se publicó la noticia del acuerdo entre el American Magic, la apuesta de Estados Unidos para la 36ª Copa América, y la empresa aeroespacial Airbus como partner en innovación.
El principal objetivo del acuerdo es contribuir a la optimización del diseño del futuro American Magic AC75, para convertirlo en un barco de regata de última generación. Airbus proporcionará soporte para mejorar áreas como el desarrollo de simulaciones, la arquitectura de sistemas, el cálculo y la optimización de la aerodinámica, y la medición y control de a bordo.
El acuerdo parte de la base de que la navegación por mar y la aeroespacial comparten necesidades, y por lo tanto tecnologías, muy similares. Tanto el equipo del American Magic como Airbus tienen entre sus prioridades optimizar los diseños de los barcos o naves y su ingeniería, así como la simulación, captura y análisis de datos.
Pero este acuerdo no es solo una buena noticia para ambos equipos, sino para todo el sector náutico. Porque, a pesar de que en sus orígenes la navegación se hacía de forma manual, ya fuese para el diseño y la construcción de la propia embarcación o para la fijación de la posición y la ruta de navegación, lo cierto es que ha sido desde siempre uno de los campos pioneros a la hora de incorporar avances tecnológicos —y de cualquier tipo— que supusieran una mejora.
Los ejemplos son incontables. La brújula fue el primer instrumento de navegación conocido, muy útil para orientarse, y la siguieron otros instrumentos de trazado, observación y medida, como el compás giroscópico, astrolabio, el sextante… Hasta llegar al GPS, las cartas de navegación en 3D, los diseños de casco optimizados mediante simulaciones digitales, dispositivos que determinan con exactitud la velocidad y el ángulo del viento o sondas que permiten localizar los peces y cualquier cosa que se encuentre bajo la embarcación ofreciendo imágenes nítidas.
La tecnología ha hecho que la navegación sea más fácil, rápida y, sobre todo, segura. Pero no solo ha contribuido a mejoras técnicas, sino también a la salud y la calidad de vida a bordo.
Este sería el caso de los sistemas de conservación de alimentos o las potabilizadoras de agua. Estas últimas nos permiten mantener una buena hidratación a bordo, ya sea en competiciones o en travesías de recreo. El hecho de disponer de una desalinizadora a bordo de un barco nos permite navegar con más autonomía, seguridad y comodidad.
Todos estos avances han hecho que, a día de hoy, la navegación sea difícil de entender sin tecnología. Y por lo visto, todavía se puede ir más lejos.
Photo credit: Amory Ross – American Magic