Embarcarse en un viaje a nado por el Océano Atlántico, como ha hecho Ben Hooper a través de su reto Swim The Big Blue, o dar la vuelta al mundo a vela, como está haciendo Dídac Costa en la regata Vendée Globe, requiere de algo imprescindible. Además de coraje, para cruzar el Atlántico hace falta agua. Y no precisamente salada.
El acceso a agua potable es vital y el hecho de no disponer de ella haría totalmente inviable un proyecto como el de Dídac. Pero en medio de la inmensidad del océano conseguir agua dulce no es siempre tan sencillo como abrir el grifo. Para que el veterano velero One Planet One Ocean pueda navegar sin contratiempos vitales, Dídac Costa ha apostado por la potabilizadora Splash-25 de Eco-Sistems, tan resistente, compacta y ligera que es capaz de aportar la confianza necesaria para emprender una aventura de estas características. Además, su sencillez y facilidad de reparación en caso de avería la convierten en una compañera ideal en travesías de esta envergadura, en las que cualquier problema técnico puede dejarlos fuera de la competición.
Aunque de entrada nos parezca más que lógico que el agua potable sirve únicamente para beber lo cierto es que no es así. En regatas de larga distancia, como es el caso de la Vendée Globe, una vez que se ha acabado la comida fresca se debe empezar con la comida liofilizada. Mantener una buena salud durante los aproximadamente cuatro meses que dura la competición depende, en buena parte, de saber llevar una correcta alimentación liofilizada, en la que el agua es un ingrediente básico para prepararla y poder ingerirla. Los productos liofilizados han pasado por un proceso de conservación que consiste en congelar y descongelar los alimentos a través del vacío y a presión atmosférica baja. De este modo se obtiene un alimento que se puede conservar durante mucho tiempo, muy útil en viajes de varios meses de durada, con pocas opciones de atracar habitualmente en un puerto. Desde frutas o verduras hasta pasta, casi cualquier alimento puede ser liofilizado.
Además de para beber y comer, el agua dulce también es útil para poder hacer café o infusiones, o incluso para asearse. En travesías de varios meses el agua que se necesita a bordo es tanta que guardada en garrafas imposibilitaría el viaje. Sin duda la mejor opción vuelve a ser optar por una potabilizadora, adecuada a un barco, a un proyecto y a las necesidades concretas de su patrón.