Aprende cómo ser un buen skipper, a través de 5 consejos dados por los mejores patrones del mundo. ¿Quieres ser uno de ellos?
Hay muchas maneras de llegar a ser patrón. Hay quienes recurren a las escuelas de navegación, otros se convierten en ello tras años navegando en los yates de otros, y también hay aquellos que pasan a ser ‘skippers’ tras la jubilación y aprenden a fuerza de horas navegando en alta mar.
Sea como sea, nunca hay dos patrones iguales. El estilo de liderazgo, la manera de gestionar la tripulación o la gestión de los problemas que puedan surgir a bordo siempre será distinto. ¿Pero qué características debe tener un buen patrón? ¿En qué hay que destacar para hacerse un lugar entre los mejores?
Cómo ser el mejor patrón, o ‘skipper’
- Mantén la calma y, sobre todo, nunca chilles: Un skipper que ante situaciones peligrosas o difíciles mantiene la calma ya tiene mucho ganado. La tripulación agradecerá tener al frente a una persona que transmita calma y confianza. A nadie le gusta que le chillen; no es la mejor forma de trabajar. Así que, respira hondo… ¡y a navegar!
- Comunícate, y hazlo de manera muy clara: La comunicación es clave a la hora de dirigir, sobre todo si es a bordo de un barco. Es importante que cada tripulante sepa cuál es su función y qué debe hacer en cada momento. En una situación de crisis no pueden haber malentendidos por culpa de una mala comunicación. ¡Toma nota!
- Trata a la tripulación con respeto: A bordo de un barco, la tripulación se convierte en tu pequeña familia. Por ello es importante respetarlos de la misma manera de la que lo harías con los tuyos en casa. Mide tus palabras; usa siempre el tacto y el afecto.
- Actúa con decisión y firmeza: Un patrón que duda y no actúa con decisión no transmite confianza, y puede generar mal ambiente dentro del equipo. Así que sé firme en tus decisiones.
- Sé organizado y con la máxima antelación: Un buen patrón debe saber todo lo que se necesita con mucha previsión, y comunicarlo a la tripulación. Documentación, comida, ropa… ¡No dejes nada a la improvisación!